sábado, 10 de octubre de 2009

Las cofradias y la Virgen del Pilar: Mantos ofrecidos a la Virgen del Pilar por las Cofradías zaragozanas.

A continuación se muestra la comunicacion realizada por D.Luis Antonio Gracia Lagarda, Canónigo del Excmo. Cabildo de Zaragoza y Delegado Diocesano para la Coordinación Pastoral para las Cofradías de Semana Santa de Zaragoza, para el VIII Congreso Nacional de Jesús de Medinaceli.


Mantos ofrecidos a la Virgen del Pilar por las Cofradías zaragozanas

Con mucha prudencia, el libro oficial del Oficio Divino para España –en el Oficio de Lecturas del día 12 de octubre- relata:

Según una piadosa y antigua tradición, ya desde los albores de su conversión, los primeros cristianos levantaron una ermita en honor de la Virgen María a las orillas del Ebro, en la ciudad de Zaragoza. La primitiva y pequeña capilla, con el correr de los siglos, se ha convertido hoy en una basílica grandiosa que acoge, como centro vivo y permanente de peregrinaciones, a innumerables fieles que, desde todas las partes del mundo, vienen a rezar a la Virgen y a venerar su Pilar.
Lo que no dice ese texto (por la prudencia aludida) es que la base de esa tradición está en la creencia popular de que en el año 40 d.C, viviendo todavía en Jerusalén, la Virgen María VINO A ZARAGOZA a visitar al apóstol Santiago el Mayor que se afanaba, sin mucho éxito, en la evangelización de la romana Hispanía. Legiones de ángeles le acompañaban trayendo una columna de jaspe (pilar). Para venerar este simbólico obsequio, el mismo Santiago edificó la primitiva ermita. Por eso cantamos continuamente esa popular jaculatoria:
Bendita y alabada sea la hora
en que María Santísima
vino en carne mortal a Zaragoza.
Por siempre sea bendita y alabada.
Desde aquella hora bendita Caesaraugusta se convierte en la “ciudad mariana” por excelencia y aquella pequeña ermita, en el primer templo de la cristiandad dedicado a la Santísima Virgen.

La importancia de la devoción al Pilar la resalta, también, el texto aludido de la Liturgia de las Horas:
La advocación de nuestra Señora del Pilar ha sido objeto de un especial culto por parte de los españoles: difícilmente podrá encontrarse en el amplio territorio patrio un pueblo que no guarde con amor la pequeña imagen sobre la santa columna. (…) Su basílica, en Zaragoza, es un lugar privilegiado de oración, donde sopla con fuerza el Espíritu. (…) Abierta la Basílica durante todo el día, jamás faltan fieles que llegan al Pilar en busca de reconciliación, gracia y diálogo con Dios.
Más de siete millones de personas traspasan, cada año, los umbrales de la Catedral-Basílica para VER a la Virgen. Esta expresión familiar de los zaragozanos, “ver a la Virgen”, denota que entienden sus visitas al Pilar como las visitas a la casa de la madre, donde lo más importante es mirar y ser mirados.

Y se la encuentran, normalmente, vestida su columna con uno de los 476 mantos que instituciones religiosas, civiles, militares, culturales, deportivas, empresariales y familias y particulares le han ido ofreciendo desde antes del Siglo XV en que se documenta la costumbre de poner manto a la Virgen.

Con el correr de los siglos ha habido diversas formas de colocación y, por ello de hechuras de los mantos. En la actualidad, el manto deja totalmente al descubierto la imagen de la Virgen y cubre, únicamente, parte de la columna forrada de plata. Tiene la forma de un trapecio circular con una base de 146 centímetros, una altura de 82 cm. y una parte superior de 40 cm.

Aquí todo tiene un cierto simbolismo. Algunos quieren verlo en la misma forma física de los mantos actuales:
Los mantos tienen una base muy amplia. Abarcan todas las intenciones de los donantes, sus preocupaciones, ilusiones y anhelos, sus mejores deseos de bien. A veces son acción de gracias por favores recibidos o peticiones de favores en situaciones difíciles. El manto refleja el esfuerzo, el trabajo en industrias y servicios, en los distintos gremios, en el campo, en la vida de familia de hombres y mujeres que viven, aman y mueren en nuestra tierra, en países lejanos y cercanos… Y asciende el manto. Convergen sus hilos en fe. Luego, desde arriba, se torna descendente y envolvente. La Virgen lo recibe. Y lo devuelve en signo de protección y de ayuda.
Con mucho tino se escribió sobre el valor profundo de cada uno de estos mantos:
Podréis admirar en unos la filigrana del bordado, en otros la riqueza del tejido, en estos la calidad de los hilos, en aquellos la habilidad del artesano. Quizás ya no os será tan fácil descubrir lo que hay escondido detrás de cada uno de estos retazos de tela; y, sin embargo es necesario resaltarlo, para comprender esta faceta tan popular de la devoción de un pueblo a la Santísima Virgen. Estos mantos están hechos, sobre todo, con amor. Un amor que es ofrenda o súplica, acción de gracias u homenaje, promesa o perdón.
Cada manto supone siempre una historia de amor y devoción. Es querer acercarse a la sagrada Columna de la Virgen y entrar, simbólicamente en contacto físico con ella. Renovar desde la propia historia aquel deseo de la reina Dña. Blanca de Navarra: “A Ti me arrimo”.

Las Cofradías zaragozanas no pueden estar ausentes de esta otra manifestación de la religiosidad popular que expresa su fervor mariano y las raíces y cimiento de la fe de nuestra tierra que tiene como símbolo el Pilar de jaspe que la misma Virgen nos dejó.

Desde hace 22 años 15 de nuestras 24 cofradías han ido ofreciendo sus mantos, han solicitado que se impongan a la Columna en los días más significativos de su vida cofrade y, muchas de ellas, en esos mismos días, suelen visitarla corporativamente, con ese obsequio tan filial que son unas flores.

Presentaré ahora esa historia de amor cofrade a la Virgen del Pilar:

Cofradía de Jesús Camino del Calvario.-Es un manto rojo, como la capa que visten los hermanos sobre hábito blanco. El emblema de la Cofradía ocupa el centro del mismo.-Fue ofrecido el 27 de enero de 1987, con motivo de los 50 años de su fundación. Lo viste la Virgen el miércoles santo, día en que realizan su procesión penitencial que tiene como momento culminante la ceremonia del Encuentro, en la plaza del Pilar, con la Dolorosa de la Hermandad de San Joaquín.


Cofradía de la Coronación de Espinas.-Al igual que el hábito el color es morado, confeccionado en terciopelo, bordado en oro, con el escudo de la Cofradía.- Se ofreció el 7 de febrero de 1989. Se le pone a la Virgen el miércoles de Ceniza y el sábado de mayo que la Cofradía celebra la fiesta de la Santa Espina, haciéndose este día una ofrenda de flores.

Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén.-Blanco –como el hábito-de tisú de plata, bordado en oro y plata con el escudo de la Cofradía.-Donado el 27 de marzo de 1993, al cumplir los 55 años de su fundación. Lo viste la Virgen el domingo de Ramos. Ese día a hora temprana, una representación de este Cofradía realiza una ofrenda de flores y palmas que adornan la Santa Capilla durante la semana.

Cofradía de la Oración de Jesús en el Huerto.-También el color es el mismo que el habito: morado de paño bordado en oro, con el emblema de la Cofradía.Ofrecido, al finalizar su cincuentenario, el 6 de abril de 1993

Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Agonia y de Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos o del Silencio.-Rojo con el escudo de la Cofradía, un rosario y la leyenda “50 Aniversario-Cofradía del Silencio”. Ofrecido el 2 de enero de 1994, aniversario de su fundación.


Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores.-Como su hábito es negro con emblema de la Hermandad y, debajo de este, en forma de greca, cordón anudado en plata que también recuerda el que llevan los hermanos en su hábito.-Fue ofrecido el 6 de abril de 1995. Lo lleva la Virgen el Viernes de Dolores. Una representación de hermanos realiza una ofrenda de flores.

Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía.-Blanco, como su hábito, con el escudo de la Cofradía.-Ofrecido en el año 1996, con motivo de las Bodas de Oro de la fundación por diversas asociaciones eucarísticas. Se le pone a la imagen la víspera del Corpus.


Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y del Santo Sepulcro.-También lo componen el color blanco del hábito y el emblema de la Cofradía.-Fue donado, con motivo del 150 aniversario de la imagen titular de la Cofradía, el 23 de octubre de 1996. Viste la columna el antiguo domingo de Pasión en que se celebra la fiesta titular.

Cofradía del Santísimo Ecce Homo y Nuestra Señora de las Angustias.-Blanco con el escudo de la Cofradía y con dos matracas, instrumento característico de la misma.-Ofrecido con motivo del Cincuentenario de la fundación por la Juventud Obrera, el 20 de febrero de 1997.

Cofradía de la Asunción de la Virgen y llegada de Jesús al Calvario.-De terciopelo, color morado de la túnica y el escudo propio, bordado en oro, en el centro. Entregado en mayo de 1998.


Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia.-La asociación más antigua de la Semana Santa zaragozana, documentada en el siglo XIII, eligió para confeccionar su manto los colores de su hábito: negro con orla morada y, al igual que los demás, puso en el centro su escudo, bordado en oro y plata.-Lo posee la Santísima Virgen desde la noche del 17 de febrero de 1999, día en que se conmemora el “rescate” de la imagen del Cristo de la Cama, titular de la Hermandad, de las ruinas del Convento de San Francisco, en 1809, durante el II Sitio de Zaragoza y que luego estuvo un par de años en el Pilar. Se coloca el mediodía de cada Viernes Santo, momento de la muerte del Señor, en que es visitada la Virgen por los miembros de la Hermandad. El resto del día la Virgen lleva un manto rojo que es el color litúrgico de este día.

Cofradía de la Crucifixión del Señor y San Francisco de Asís.-Blanco, bordado en oro y seda, con anagrama de la Cofradía en el centro y debajo el lema franciscano “Paz y bien”.-Ofrecido con motivo del Cincuentenario de la fundación, por la VOT de san Francisco, el 6 de octubre de 2001. Lo viste la Virgen en las principales fiestas franciscanas.

Real, Pontificia, Antiquísima, Ilustre y Penitencial Cofradía del Señor Atado a la Columna y Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor.-Como su túnica es blanco con el escudo de la Cofradía en el centro. Donado el 11 de enero de 2004, día en que se cumplían los doscientos años de la fundación de la Hermandad que posteriormente se convirtió en la actual Cofradía. Se procura que lo lleve la Virgen el 11 de enero de cada año.


Cofradía del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora.-El morado de este manto lleva el mismo tono que el del hábito de los cofrades y en su centro el escudo de la Cofradía.- Fue ofrecido el 15 de mayo de 2005

Real Cofradía del Prendimiento del Señor y el Dolor de la Madre de Dios.-Blanco con el anagrama de la Cofradía en el centro.-Ofrecido el 5 de mayo 2007 con motivo de la celebración de los 60 años de su fundación por un grupo de exalumnos de la Escuelas Pías. Ese mismo día, cada año celebran en la Santa Capilla una Eucaristía, durante la cual, por lo menos, la Virgen viste el manto de la Cofradía.

Caso singular es, precisamente, el de nuestra anfitriona la Muy Ilustre y Antiquísima Cofradía de la Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Conversión de Santa María Magdalena.-Lo primero que constatamos es que es el manto más antiguo de las cofradías zaragozanas ya que consta 7 que fue llevado por la Santísima Virgen el 14 de abril de 1962, Sábado Santo. La finalidad con que se hizo fue para llevarlo a los esclavos enfermos de gravedad, siguiendo la costumbre de muchos zaragozanos que se ponen con este símbolo, de una forma especial, bajo la protección de la Virgen en esa circunstancia. Siempre la Esclavitud ha mantenido su propiedad y custodia que delega en uno de sus cofrades, al que hay que solicitar y devolver cuando se necesite8. Cada año, el lunes santo, se le pone a la Virgen en su Santa Capilla y por la tarde, poco antes de su procesión, realizan una ofrenda de en la que presentan a los niños de la Cofradía.


De alguna manera cada cofradía, por medio de su manto, se “arrima” al Pilar de la Virgen para pedirle “fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor” 9 para de esa forma mantener sus raíces profundamente evangélicas, realizar su deseo de fraternidad y continuar, desde su propia identidad, la misión evangelizadora que aquí inició Santiago con la presencia singular de María, “la Madre de Jesús”.



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