domingo, 21 de junio de 2009

Los origenes del Corpus Christi en Zaragoza

Festividad de gran relieve en Aragón, de modo especial bajo los monarcas de la casa de Austria, ya que en la capital del reino concurrían las autoridades principales. En este día los jurados de Zaragoza iban a recoger las reliquias («cabezas») del monasterio del Carmen y las de Santa Engracia, llevándolas a La Seo. Una vez allí, el mayordomo de la ciudad entregaba al virrey, al gobernador, al zalmedina y al racional velas, así como a los jurados, jueces de la Audiencia y corte del Justicia. El jurado quinto ponía en orden los gremios -siempre en conflicto por el deseo de ocupar lugares destacados- en la Frenería, y una vez que pasaba la custodia , se sumaba este jurado a los otros en la procesión.

l protocolo primaba sobre cualquier otro aspecto, ya que determinado lugar significaba mayor autoridad y estima social; por ello no es extraño encontrar duros enfrentamientos: en 1645 coincidió el Corpus con la presencia de Felipe III de Aragón, cuya proximidad deseaban tener los jurados sobre la del embajador alemán, quien pretendía tal distinción, hasta que el rey dispuso que a su derecha iría el príncipe «un passo delante y a la izquierda el jurado en Cap, de suerte que era una misma la distancia que avia entre su Alteza y el jurado en Cap, y tras de su Magestad el jurado segundo, acompañado del Zalmedina y Regente». A hora de vísperas, volvían los jurados a las Casas de la Ciudad, de donde salían con sus gramallas acompañados de ciudadanos, dirigiéndose a La Seo para recoger las reliquias y devolverlas a sus lugares de origen.

Con los Borbones, perdió la fiesta su antiguo tono cortesano, puesto que se limitó a una actividad puramente municipal, aunque con el mismo predicamento popular: seis regidores se encargaban, la víspera, de ir a recoger las reliquias a Santa Engracia, y llegado el día se efectuaba la procesión protagonizada por el Ayuntamiento. Una vez terminada, el mayordomo de la ciudad, «por ser tiempo caluroso», preparaba a los regidores «orchata y agua de canela, con vizcochos, chocolate y dos libras de dulces para cada uno». En 1711, los nuevos soberanos, con su corte, decidieron protagonizar el acto, prohibiendo a los munícipes zaragozanos su asistencia.

1 comentario:

  1. CUANTA HISTORIA TENEMOS Y QUE POCOS LA CONOCEMOS Y NOS PREOCUPAMOS POR ELLA MENOS MAL QUE AQUI ESTA PACO CON SUS LABORES DE INVESTIGACION PARA ENSEÑARNOS UN TROCITO DE NUESTRA MARAVILLOSA HISTORIA RELIGIOSA Y FERVOROSA GRACIAS.

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