viernes, 16 de octubre de 2009

Historia de la Ofrenda de flores

El día 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, tiene lugar el acto más multitudinario y representativo de las fiestas de Zaragoza, la Ofrenda Floral, en la que miles de zaragozanos, aragoneses y representantes de todas las casas regionales españolas, en un interminable desfile procesional, portan claveles, gladiolos y todo tipo de ramos de flores, para ofrecérselos a la "Pilarica", ataviados con el traje típico regional.

A pesar de que la tradición y devoción hacia la Virgen del Pilar es muy antigua, la ofrenda de flores fue creada y promovida por el Concejal Manuel Rodeles, del Ayuntamiento de Zaragoza, el 12 de octubre del año 1954.

Según la tradición, el apóstol Santiago vino a España en el año 40 d.C. para extender el cristianismo. En cierta ocasión se hallaba a orillas del río Ebro con un grupo de sus seguidores, estaba cansado y desanimado, por eso se le apareció la Virgen, sobre una columna de jaspe ("el pilar"). Ésta además de darle ánimos, le pidió que estableciera junto al pilar una iglesia en su honor, prometiendo que el pilar y la iglesia allí construida permanecerían allí hasta el final del mundo, pues junto a él realizaría muchos milagros.

Con la nueva construcción de la basílica del Pilar, ya en el siglo XVII, la devoción a la Virgen fue aumentando entre los aragoneses, que la tomaron como algo muy propio de Aragón.

La ofrenda de flores tuvo unos orígenes muy modestos, donde los oferentes se concentraban en la plaza de los Sitios y los floristas llevaban las canastillas con flores al Museo de Zaragoza, donde se repartían. Se formaba la comitiva que recorría las calles Joaquín Costa, Paseo Independencia, Alfonso, para finalizar en la Plaza del Pilar, donde los jardineros municipales iban colocando las ofrendas en una estructura preparada en la fachada de la basílica, con una imagen de la Virgen, cual si fuera un manto.

Entonces, apenas un par de centenares de personas participaron en la ofrenda.

En el año 1964 fueron ya cinco mil personas las que participaron en el desfile por las calles antes indicadas que estaban también abarrotadas de público. Se calculó que fueron más de cien mil las personas que presenciaron el desfile. En este año se ofrendaron unos 60.000 claveles, aparte de las canastillas.

A partir de 1968 la ofrenda de flores a la Virgen se emite en color y en directo por televisión para millones de fieles de España y América, pues el 12 de octubre es también el día de la Hispanidad y de la Fiesta Nacional de España.

Las comitivas fueron creciendo cada año y así en 1983 se calcularon 40.000 personas y en 1984 con motivo de la visita del Papa Juan II, se ofrendaron un millón de flores.

La ofrenda tiene su momento más espectacular y religioso cuando sobre las doce de la mañana, terminando la solemne misa pontifical, se acercan al altar de la ofrenda, el Arzobispo, el obispo auxiliar, prelados, cabildo, infantes y el Ayuntamiento.

Las multitudes aragonesas manifiestan el arraigo cada vez más profundo de la Tradición Pilarista. Así, la ofrenda ha ido tomando unas proporciones colosales, y en las últimas fiestas del Pilar, alrededor de medio millón de personas, participaron desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde por el centro de la ciudad, hasta la plaza del Pilar, donde fueron colocados más de cuatro millones de flores, rosas, claveles, gladiolos y otras flores. Más de 20 toneladas que, tejieron el manto más grande que ha vestido nunca la patrona de Zaragoza.

La ofrenda de frutos, precursora de la ofrenda de flores, es el complemento de la gran ofrenda floral del día 12 y tiene lugar el día 13 sobre la una de la tarde en la Santa Capilla, en presencia del Ayuntamiento.

La ofrenda se realizada por las casas regionales de Zaragoza que portan frutos típicos de su región, aunque también se le ofrecen a la Virgen vinos de Aragón, panes, tortas, sidra de Asturias, longanizas de Monreal y de Binéfar, chorizos y pimientos riojanos, jamón de Teruel, y un sin fin de frutos aragoneses, desde melocotones de Calanda o de Rueda de Jalón, hasta sandías de Alfamén.

Los infantes de la Virgen, van colocando los cestos y las bandejas, en la escalerilla de acceso al camarín de la Virgen, que al terminar la ofrenda se encuentra repleto y desbordado por la inmensa cantidad de frutos.

Estas ofrendas se repartían antiguamente después entre el Colegio de Infantes y las instituciones benéficas de la ciudad, como la Casa de Amparo, los Ancianos Desamparados, etc. Desde el año 1997 la totalidad de la ofrenda de frutos es donada por el Cabildo de la ciudad a la Hermandad del Refugio, para atender a los pobres transeúntes.

Al igual que ha sucedido con la ofrenda de flores, la de frutos, cada año ha ido creciendo también en participación, constituyendo actualmente un acto muy representativo en las fiestas zaragozanas.

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