El oficio de labrar o vender la cera, es una de las tareas más nobles y antiguas. El gremio de cereros ha sido siempre un colectivo de relieve, y de alta consideración, ya que el producto que realizaban era parte esencial y necesaria en la iluminación de las viviendas, y además, en el plano religioso, el cirio encendido y llameante ha supuesto la expresión clara y permanente de la fe del cristiano.
La vinculación del mundo de las hermandades y cofradías a este oficio artesanal se remonta a tiempos inmemorables. El gremio de cereros fundó en Sevilla la Hermandad de La Coronación de Espinas; se sabe que la Hermandad de la Vera Cruz en siglos anteriores fabricaba la cera que necesitaba para sus cultos en un local propio dedicado a tal fin. La cera es parte cosustancial de las cofradía y hermandades, el cirio se hace necesario dentro de la plástica procesional de la Semana Santa y de las Hermandades, que no se conciben ya sin que antes de ver a la imagen en su paso de salida podamos admirar ese reguero luminario de cirios encendidos.
El oficio de cerero por su proceso artesanal tan antiguo y por su elaboración tan purísima, ha supuesto ser una de las áreas más elegantes y más nobles de cuantas existen en la actualidad. Así lo demuestran por ejemplo sus utensilios de faena, tales como la terraja, canelador, clavijero, noque, paila, paraguas, o también los elementos que configuran su elaboración, como pabilo, parafina, presilla, blanqueado, etc.
Os presentamos un pequeño reportaje sobre la Cereria "La Esperanza", en el se ve el proceso de creación de los cirios.
Duración del documental: 3 mins.
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