Del mismo a los mismos.
Dicen el dicho popular aquello de “tres jueves hay en el año que relucen más que el sol…..” el de hoy es uno de ellos. Seguramente hay que pensar que reluce en lo que Santa Teresa llamaba “ templo interior”…… porque llevamos una racha………… También dijo una voz popular “al mal tiempo buena cara”, y si ayer miércoles, las consecuencias del mal tiempo, acabando en la Seo lo veía como un regalo, efectivamente este se confirmó. Por lo menos por la mañana. La tarde nos quitó momentos.
Comenzamos el día recogiendo a María, que nos acerca a El Salvador. Nunca mejor dicho, a la Seo, donde tuvo que cobijarse para pasar la noche. Acompañar a la Dolorosa hasta su casa de San Cayetano ha sido una de las procesiones más íntimas y bonitas de mi experiencia cofrade. Una verdadera procesión de silencio, en la que exclusivamente se oía el roce de nuestros pasos y hasta provocaba que un par de operarios de la recogida de basuras de nuestra ciudad pararan su faena y se retiraran con respeto la gorra. El desayuno de los del turno de vela de las 10 en el Picadillo tuvo que esperar pero mereció la pena. Emocionante también la llegada a San Cayetano con hermanos del Camino del Calvario y su estandarte que representaba a todos, esperando a la comitiva a las puertas. Como el año pasado pero a la inversa podemos decir que el Encuentro se realizó. Por lo menos para los cofrades en eso que la santa abulense llamaba “templo interior”.
A partir de ahí, vuelve la normalidad y celebramos una mañana de Jueves Santo como Dios manda. Guardias Romanas, turnos de velas, filas para entrar a venerar al Señor y cinco procesiones en la calle que nos anuncian que en Zaragoza es Semana Santa (¿por qué nunca un mención en el telediario de la 1?) Digo vuelta a la normalidad porque casi ya pasa a serlo el ver al Ecce Homo llegar a San Felipe por la mañana, a cuyos hermanos, matracas y artística imagen (la mejor de esta ciudad) le estaba esperando el estandarte de la Dolorosa en la puerta de la iglesia (esto sí que estaba más preparado que el improvisado encuentro que le contaba ayer por carta).
Elegante la Coronación, siempre fotogénica e invitando a la oración en la mañana del Jueves Santo, con uno de los pasos históricos de nuestra ciudad, superviviente al desplome de un garaje y al deseo de que siga siendo titular de esta cofradía aunque sea propiedad de la Sangre de Cristo, como veremos por la tarde con los pasos del Prendimiento y del Descendimiento.
Capuchas franciscanas en la Crucifixión. Me encanta que con su aporte se enriquezca nuestra Semana Santa, y sus palomas lleven al cielo nuestros mejores deseos. Sin olvidar su paso, el Calvario, mucho más histórico y no sólo por años, que el anteriormente nombrado de la Coronación. Y en los parches de sus bombos y tambores toda una exposición grafitera que nos recuerda el saludo franciscano “Paz y Bien”.
La Exaltación nos lleva por la ruta de las Cruces de la ciudad, y nos alecciona con el primer y único, hasta el momento, pero ya van tres años y no tiene réplica, programa de procesión. Todo un detalle poder leerlo y enterarte de cuál es la marcha del cementerio o ponerte de aviso que van a cantar la muerte no es el final, que o será la única ocasión en que la oiremos a lo largo del día. Procesión elegante, la única que no sale de una iglesia, será porque sale de un palacio. Eso si, la Banda de Botorrita iba más elegante años atrás de blanco y con corbata negra.
Y si a la Exaltación le acompaña la Benemérita, la Verónica es escoltada por la Policía Nacional. Camino de sus 20 años de existencia, la cofradía ha crecido en empaque en la calle y llega a una plaza de San Cayetano abarrotada de gentío y expectación esperando que no sea la última procesión del día. Por cierto, ambientazo también a las puertas y en el reducido espacio interior de Cayetano 3. Sus primeros días de vida están siendo un éxito.
Tarde de Jueves Santo. Tarde de Oficios parroquiales, de lavatorio de pies, de cuestaciones para el Refugio (toda ayuda es poca, lamentablemente). Tarde de decisiones. De duras decisiones. Y tal y como terminó transcurriendo la noche, que se terminó salvando, muy durísimas para los cofrades del Cristo Despojado, de la Oración en el Huerto, de la Eucarística y de la Llegada al Calvario.
Nos quedamos sin ver la salida de la joven cofradía de San Juan de los Panetes. Nos imaginamos lloros costaleros en el Perpetuo Socorro. Tampoco vimos el atrezzo de Jueves Santo que cambia a la Oración en el Huerto en relación al Martes Santo. Tampoco nos pudimos emocionar con la llegada de los de la llegada, con el retumbar de sus bombos (nadie suena tanto y tan fuerte como estos), y sobre todo la amenaza de lluvia nos privó de acoger para que se quede entre nosotros a la nueva imagen de la Virgen del Perdón.
Pero la noche no se quedó vacía. Quedaban ocho procesiones más Y muchas cosas que contar. Aunque sólo dos transcurrieron con la normalidad esperada, El Silencio y la Resurrección. También la Coronación, pero en su caso con los pasos cubiertos por plásticos. Además, El Silencio, que nos volvía a convocar en su arriesgada salida que hace contener la respiración si estas dentro de San Pablo, en tarde de restas se atrevió a sumar enriqueciendo la procesión con la inclusión de una joven Capilla Musical. Que se repita por favor.
El Prendimiento esperaba su paso a las puertas de Santo Tomás, dedicándole un toque de honor especial para la ocasión, y a partir de ahí continuar también su procesión con normalidad, pero con la decisión de no procesionar a la Virgen Dolorosa , que bajo su manto, salió al umbral de la iglesia escolapia para despedir a sus centenares y centenares de cofrades.
La ausencia de la Virgen Dolorosa condicionó el acto que hacen en San Cayetano, rindiendo honores al Sepulcro. Más todavía cuando al más puro estilo Hamilton, el Descendimiento realizó un adelantamiento imprevisto. El Descendimiento sale a la calle a la hora prevista y con la procesión al completo, pero decide acortar el recorrido ante la amenaza. Parece ser que ocupa en el orden de paso por San Cayetano el hueco que nos dejó la Oración en el Huerto, pero claro, el volumen no es el mismo. Tiene que parar en boxes en la calle Alfonso largo rato, esperando que terminen los de la Resurrección y provocan un parón imprevisto al Prendimiento.
Tras ellos pasa la Columna, impecable desde Santiago hasta el Pilar, haciendo resonar nuestros estómagos en la calle Dormer con el redoble de sus bombos y tambores , anunciándonos lo que nos ofrecerá en San Cayetano, a donde acudimos a celebrar el cumpleaños de la Piedad.
Debo de reconocer que en los últimos años le había sido infiel, posiblemente desde el cambio de hora que realizase la Columna hace varios lustros. A las 0 horas del Viernes Santo me movía por otras coordenadas. Pero hoy estaba en San Cayetano. Motivos había (siempre los hay de todas maneras.) La misma salida de siempre y la misma emoción de siempre. Me gusto. Siempre igual y siempre diferente. Un recuerdo emocionado a los mas de trescientos que nos dejaron al son del toque de “la Muerte no es el final” ejecutado por el piquete que sonó como nunca. Las imágenes salen bajo plásticos, pero la Piedad se lo quiere quitar, especialmente cuando desde el balcón del colegio Notarial le dedican unos toques de trompetas. Me costó encontrar su procedencia, me costaba creer que fuera el piquete (perdón por mi incredulidad).
Tras la solemnidad de siempre de la salida, el recorrido se ataja por Espoz y Mina y así nos acerca más rápidamente al Boterón, donde el Pipo nos canta sus saetas y en una de ellas pide que le respeta la salud, que quiere volver a estar con su Virgen de la Piedad un año más.
Llega la Columna. Ha cambiado la imagen en la Plaza del Pilar. Aparecen los plásticos que han colocado en el refugio de los soportales de la Plaza al refugiarse de las primeras gotas. Nos vuelve a conmover ver la plaza completamente roja en un redoble de despedida que este año es más despedida que nunca para conocidos cofrades de la Columna.
Y a pesar de todo prácticamente se salvó el Jueves Santo, y anda que no ha dejado cosas para recordar.. Mañana será otro día.
Por Jorge Gracía Pastor
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