Del mismo a los mismos.
El Domingo vamos de estreno, del Lunes le dije que es un día apacible, de ir de procesión con tranquilidad. Pues el Martes es un día especial. Tampoco se decirle porqué. Igual solo es por ponerle un calificativo colorido para que quede bien en la carta y seguir “vendiendo” Semana Santa en Zaragoza. Pero no; lo siento así. Sale la Piedad y el Descendimiento. La Verónica nos convoca a momentos muy íntimos en el noviciado de las Anas, y la Eucaristía a un viacrucis de luces y sonidos diferentes. Y de la Oración en el Huerto y de la Crucifixión solo puedo decir (y eso es mucho) que eran las únicas procesiones que de niño existían para mis padres un Martes Santo.
Las iglesias por la mañana siguen en pleno ajetreo. Hay que montar peanas en el Refugio, en el Perpetuo Socorro y en Jesús y Maestro. Y hay que montar pasos en el Colegio de los Jesuitas, en el Carmen y en el Portillo. Como lo estará haciendo con más calma en Santiago, San Pablo, San Felipe, San Juan de los Panetes o Altabás. San Cayetano sigue a su marcha. Ya no solo prepara procesiones, también las recibe para acicalarlas y ponerlas de nuevo en orden de salida.
Al Portillo te acercas con expectación. ¿Qué túnica vestirá hoy el Cristo?, ¿Cómo resultarán las novedades en el paso de la Virgen de la Confortación? El Cristo viste de blanco y oro y las novedades del paso apuntan bien, y a que todavía quedan muchos años de novedades. La Virgen perfectamente vestida, dicen que con arreglos de un vestidor sevillano y con antiguas joyas cedidas para la ocasión.
En el Refugio ya sabes lo que te espera. Gentío y expectación. Con las abuelas, las madres, mujeres, hermanas, hijas y novias de cofrades se llena la calle, como decía su Hermano Mayor en una entrevista, pero encima somos muchos más los amigos y devotos de la Piedad que nos acercamos al sobrio y emotivo acto de entronizar el Cristo del Refugio sobre la sencilla y veterana de las veteranas peana. Este año con Enós Navarro en el recuerdo.
A escasos metros tenemos la Parroquia del Carmen. La más original de las salidas procesionales nos la ofrece la Cofradía de Jesús abrazado a la Cruz. Y allí estamos para comprobarlo. Créetelo. Nos lo tomamos todos con tanta parsimonia que lo que unos años atrás no era posible si no tenías el “giratiempos” de Hermione Granger, ahora, con ganas y un poco de prisa puedes estar a las 20, 30 en el Refugio, a las 21,15 en el Portillo y a las 21,40 en el Carmen y llevarte una impresión de casi todo. Lástima que el Perpetuo Socorro pille fuera de estas coordenadas. Otros lo contarán. Al año que viene me apunto en primera fila, entre otras cosas porque es una cofradía que cada año te sorprende con una novedad, este año estrenan una nueva cruz de madera con remates de orfebrería, y ha plateado diferentes faroles que ya presenciaremos el Jueves.
Habrá otras, y más originales sin duda, pero si la más tópica de las fotos de ayer era el paso de Jesús camino del Calvario por el arco de San Ildefonso, la de hoy es la del transcurrir por el puente de Piedra de la Crucifixión. Otra carrera y llegas. Y a partir del puente, dejando a la Crucifixión en su acto del Pilar, este año menos frío porque acompañaba el tiempo, vamos hacia San Cayetano a esperar como se van acercando el resto de procesiones.
La Piedad es la primera en entrar, sin prisa pero sin pausa, y con una manera de tocar la corneta inconfundible sello de la Piedad. Llega la Crucifixión pero para la Oración en el Huerto hay que esperar bastante más. Le ha costado dos horas desde el Portillo a la esquina de Alfonso donde ha sido acogido por una petalada. Muy bonita la marcha con la que entran en la plaza y despiden a sus imágenes. Así hacen más corta la espera al Descendimiento, la primera damnificada de la nueva era del tranvía. Fue la única que sufrió las obras el año pasado y la única que ha tenido que alterar su procesión de las Lágrimas este año. Ya veremos que nos ocurre a la totalidad a partir del año que viene. Con el tranvía antiguo se pudo convivir con 17 líneas en activo. Por fin llega, bien entrada la primera hora del Miércoles Santo, con su guión restaurado y esa enorme sección de tambores envidia sana de muchos, como queda justificado con la ejecución de una gran marcha final.
P.D.: Ya hemos salvado cuatro días de procesiones. El tiempo nos respeta, pero cuantas dudas empieza a generar el tiempo sobre todo de cara al Santo Entierro. Por cierto. Le cuelgo en mi blog dos nuevos cortes del documental de Coyne que corresponden al Miércoles Santo de 1957. Uno sobre la preparación de la Cama del Señor y el otro sobre la salida de la Dolorosa. Mañana se lo cuento.
Por Jorge Gracia Pastor
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