Del mismo a los mismos.
Día de Soledad y Sepulcros. Si hubiera venido este año se habría encontrado con un Sábado Santo muy distinto al que le he podido contar en otras ocasiones. Al cofrade, que es de ideas fijas y muchas veces se queda con lo siempre, también le motivan y mucho las novedades. Y este año, la novedad del Sábado Santo ha sido un acierto necesario. Por liturgia, por sentido religioso y, por qué no decirlo, por interés turístico.
Siempre he pensado, se lo he dicho muchas veces, que el Sábado Santo, en cuestión de cofradías, se quedaba vacío, para el cofrade y para el turista, cuando es un día con mucho contenido religioso y litúrgico y con mucha “gente de paso”. Es más, no solamente se quedaba vacio, con excepción de las dos procesiones de la Soledad y de la participación cofrade en la Vigilia Pascual, sino que parecía que, contrarreloj, los rastros de las procesiones debían desaparecer y no dejar pista alguna en San Cayetano. No tenía sentido. Siempre pensaba, y recuerdo habérselo dicho a Juan de Padura cuando desde su web animaba a proponer, que lo que procedía era mantener al Cristo de la Cama expuesto a la devoción zaragozana en espera de la fiesta de la Resurrección, con el resto de pasos en exposición.
Y por fin la Real Hermandad de la Sangre Cristo recupera el acto del Santo Sepulcro, como se hacía décadas atrás (conservo un pliego de la Dolorosa de control de firma con el encabezado “Sábado Santo de 19...”), para poder venerar al Santísimo Cristo de la Cama y a la Virgen Dolorosa (la de Palao, que a partir de 1987 comenzó a llamarse la Soledad), preciosamente engalanada y rescatada del ostracismo de la sala capitular, que permanecerá a su lado. No solamente está abierto el Sepulcro a la devoción del público en general, que puede también admirar los pasos con sede en San Cayetano (ojala en el futuro permanecieran muchos más), sino que la mayor parte de las cofradías han participado, según un horario establecido, como mejor lo ha estimado. Hay que felicitar a la Sangre de Cristo que este año ha aportado el mayor enriquecimiento a nuestra Semana Santa entre todas las que han podido aportar el resto de cofradías.
La cuestión es que, de la misma manera que tenemos dos procesiones de la Soledad, ahora volvemos a tener dos Sepulcros, como sucedía siglos atrás, el de San Cayetano,(antaño en la ermita del Campo Sepulcro) y el del Monasterio de la Resurrección, con olor a tomillo y amparado por la Cofradía del Santo Sepulcro, también con más de 700 años de historia y que también realiza la procesión de la "Sábana Santa" con una réplica de este símbolo por las calles de la Magdalena. Pero volvamos a las procesiones de la Soledad. Acompañando a la procesión de las Esclavas tenemos la posibilidad de acudir a los dos Sepulcros, pues en ambos hace parada y visita la procesión. Dos procesiones de la Soledad muy distintas, una de noche, la otra de día. Una con tambores, la otra al son de las campanas. Una mixta, la otra solamente conformada por mujeres. Y no conviene olvidar que la de las Esclavas con diferentes recorridos y horarios se celebra desde 1946, siendo más antigua que la de la Hermandad de San Joaquín, que ayer solo hizo procesión de vuelta, para acortar tiempos y evitar desagradables escenas de la noche zaragozana entre San Felipe y Santa Isabel.
El día termina con la procesión de la Vigilia organizada por la Hermandad del Cristo Resucitado que conduce a las cofrades, que deberíamos ser más, hacia la celebración de la Pascua en la Basílica del Pilar y posteriormente acompañar al Arzobispo hasta el Palacio, que es en lo que ha quedado aquel intento de principios de los ochenta de montar una rompida de la hora y atraer a los cofrades.
Por Jorge Gracía Pastor
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasión en Zaragoza se reserva el derecho de publicar o no este comentario, así como de modificarlo o eliminarlo sin previo aviso a su autor.