miércoles, 5 de marzo de 2014

La Virgen de la Piedad recupera todo su esplendor

Faltaba todavía media hora, o más, para que todos los relojes marcasen las siete en punto de la tarde, y la plaza del Justicia ya era un hervidero de expectantes corrillos. Para un cofrade de la Piedad, y para los simpatizantes de esta hermandad, la preprimavera de este año 2014 se está convirtiendo en un ir y venir continuo al viejo templo.

El pasado sábado la nueva peregrinación estaba bien justificada: el Hermano Mayor, Constantino Ríos, abría las puertas de San Cayetano para que Zaragoza pudiese ver a la Virgen de la Piedad recién restaurada. Y aún más, la oportunidad de conocer detalles hasta ahora inéditos de cómo fue y se llevó a cabo el trabajo que ha pulido y dado esplendor a la imagen adorada. Todo por boca de los artistas Francho Almau y Leticia Sanz. Fue una jornada con un trasfondo culto, aunque ameno.

Francho Almau condujo a los asistentes por los caminos que ha llevado la restauración paso a paso, fotograma a fotograma. Ese era el color apagado del manto, así luce ahora; aquella grieta en el brazo del Cristo, ya hoy desaparecida; ¿ven el tono ajado en el rostro de la Virgen o esos churretones a modo de falsas lágrimas que afean su expresión…? Pues ya no lo ven. Tan interesante como emocionante. Aunque por momentos las almas quedasen en vilo al contemplar en la pantalla la imagen de un brazo desconchado o un dedo desprendido. En fin, que un restaurador vive en una especie de quirófano de lo sublime, del que al salir la imagen querida regresa aún más bella de lo que entró. Y eso es lo que nos importa.

Entre el jueves y el domingo, la Piedad, su restauración y el acto académico que celebró, se convirtieron en noticia de interés para los medios de comunicación zaragozanos. Lo que demuestra la importancia que una tarea como la emprendida por la cofradía tiene en el ámbito cultural de la ciudad. Porque no es cualquier cosa eso de que el doctor Wifredo Rincón se siente en un sillón de madera bajo el altar de la Virgen, y se ponga a disertar de manera virtuosa sobre lo que significó en su tiempo, y aún hoy significa, la imagen que el escultor Antonio Palao creó en 1871, fecha en la que hizo entrega del pedido a doña Ana Falcón y Bravo, y, a su vez, ésta le cedió la imagen a la Sangre de Cristo. Curioso eso de saber que la primera vez que procesionó nuestra Virgen lo hiciera en la tarde de un Domingo de Ramos, y que su recorrido fuese entre la catedral de La Seo y la iglesia de Santa Isabel.

Hubo más, mucho más. Hubo público, mucho público. Cofrades, familiares, amigos, y, por supuesto, los hermanos mayores de la Semana Santa de Zaragoza. A todos les agradeció nuestro Hermano Mayor su presencia. Especialmente a la bisnieta de don Antonio Palao y a su esposo, que tuvieron la gentileza de acercarse hasta San Cayetano al caer la tarde de un sábado en el que la Piedad nos enseñó que ya está lista para vivir otra primavera.


fuente: www.lapiedad.es/tablon/noticias.asp

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