No hace ni una semana que volvimos y ya se echa todo aquello de menos. Caracterizado por su magia, envuelto por la felicidad e ilusión de sus niños, apoyado por la energía de sus monitores, dedicación de las cocineras, y como no, dirigido por el director, nuestro consiliario Fernando Arregui, el pasado 8 de julio partimos desde los locales de la parroquia de San Miguel, hacia la casa parroquial del Frasno, en la que por quinto año consecutivo, la cofradía organizó el campamento de verano.
Fue una estancia como siempre reconfortante, para desconectar, tanto para unos como para otros. Unos días en los que se hacen nuevos amigos, se convive con nuevas personas, y en la que se aprende de la vida, si cabe, un poquito más.
Todo transcurrió tranquilo y favorablemente a lo largo de los nueve días. Como cada día, a las ocho de la mañana, todos nos levantamos para comenzar la jornada con unos pequeños ejercicios de gimnasia, con la única intención de espabilarnos antes de desayunar. Tras el desayuno, tenia lugar la oración de la mañana, en la que se exponía el lema del día. Entre ellos, algunos de los que se trataron fueron, la amistad, el respeto, la convivencia, el amor... y de los que seguro, todos aprendimos algo.
Tras ello, y un repaso a la limpieza de la casa, comenzaban las actividades y juegos de la mañana, hasta que llegaba la hora de ir a la piscina, un rato antes de comer. Después de las comidas, podíamos descansar y preparar nuestro regalo para el amigo invisible, y finalizado el tiempo de reposo, se volvía a las actividades de la tarde, casi siempre encabezadas por un taller. Finalmente, oración de la tarde, cena, velada nocturna, y hasta el día siguiente. Así transcurren allí los días, al margen de las tecnologías y materialismo del mundo exterior, dentro de la casita del Frasno, todo es convivencia, es ilusión. Amistad.
El día 12 nos acompañaron en el día de padres, amigos, familia y algunos miembros de la cofradía que no quisieron perdérselo. Fue un día agradable, divertido y muy bien animado por los niños, y no tan niños, que con ilusión prepararon la jornada para mostrar a los visitantes "La maquina del tiempo" el motivo del campamento de este año, y todo lo que se había hecho hasta entonces.
El resto de días transcurrieron igual, quitando el día del esfuerzo, en el que el grupo de mayores realizo una excursión, durmiendo en un refugio de montaña, que enlazaron a la mañana siguiente, con la caminata que hizo el resto del campamento, y en la que no faltaron juegos y mucha diversión. Corto, aunque intenso, el campamento finalizo el jueves 16, volviendo al mismo lugar de de donde se había partido.
Este año, no fue ni mejor ni peor que los cuatro anteriores. No fue ni más, ni menos. Únicamente diferente, como cada uno de los campamentos que hemos dejado atrás.
Desde este rincón, tan solo queda dar las gracias a todos los que lo hicieron posible, pues fueron unos días increíbles, que ya esperamos con ganas, poder repetir pronto.
Que disfrutéis todos del merecido descanso estival. Nos vemos en septiembre con las fuerzas renovadas. Feliz verano.
(fuente: http://www.cofradiasietepalabras.com/)
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