domingo, 22 de noviembre de 2009

Nuevas Cartelas para el paso del Cristo del Amor Fraterno

Siguiendo con el proyecto del Paso del Cristo del Amor Fraterno, la Cofradía de la Institución de la Sagrada Eucaristía continua avanzando otro poquito en la realización de las cartelas. La próxima Semana Santa se incorporarán dos cartelas, gracias a la inmensa generosidad de dos hermanos cofrades -o, quizá se más correcto decir de dos familias de cofrades-.

La primera cartela corresponde a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, como imagen de Virgen ocupará una de las esquinas traseras del Paso. Miguel Ángel Domínguez, el escultor autor del barro, en su realización ha seguido fidedígnamente el icono de la Virgen reproduciéndolo hasta en sus más pequeños detalles.

La razón de esta cartela se encuentra en la advocación de la Iglesia de los Padres Redentoristas que tan hospitalariamente acoge a la Cofradía.

En las fotografías se puede apreciar el detalle con el que está realizada, el gesto de la madre recogiendo cariñósamente las manos del niño y, de este asiéndose al dedo de su madre. También podemos apreciar la perfección del trabajo del escultor en el detalle del trabajo en el pelo del niño y, en general, en las ropas. En un primer plano de uno de los ángeles que aparecen en el icono y que llevan en sus manos los instrumentos de la pasión que en un sueño han asustado al niño, como anuncio de lo que ha de pasar y, razón, por la que corre a refugiarse en los brazos de su madre. Y, al otro lado, otro ángel, portando en sus manos la cruz.

La otra cartela que se incorporará este año, será la central del lateral izquierdo de la canastilla; por tanto, la que va al otro lado de la escena de Jesús con la cruz en el suelo y el romano a caballo.

La cartela representa una de las escenas del Via Crucis que rodea el Paso y es una imagen del Descendimiento. En esta escena, el escultor, pudiendo desarrollar plenamente su creatividad, no encontrándose sujeto a los estrictos límites de un icono, ha realizado otra pequeña obra de arte.

A un lado un discípulo. Probablemente José de Arimatea, con un jarrón en la mano con las esencias y aceites para el embalsamiento dle cuerpo según el ritual judío. El gesto de dolor de su cara lo dice todo. Al otro lado, la madre, María. Al igual que en el barro de la otra cartela, la madre recoge a su hijo un mano caída. Pero en esta ocasión es la madre la que esta horrorizada ante la presencia de la cruz y del hijo muerto.

1 comentario:

  1. Impresionante el Trabajo de la Cofradia de la Eucaristia. Pedazo de paso que estan terminado. Asi se hacen las cosas poco a poco y con calidad.

    ENHORABUENA

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